miércoles, 30 de noviembre de 2011

3º DE ESO VISITA EL JARDÍN CANARIO

El día 30 de noviembre nuestros alumnos/as de 3º de ESO han realizado una visita al Jardín Canario, acompañados por los profesores Mercedes López y Heriberto Báez y de la mano de los monitores Pablo y Cuchi, del Proyecto Veredas del Ayuntamiento de Telde, que demostraron un conocimiento detallado del Jardín Canario y consiguieron transmitir a los alumnos la importancia de respetar el medio natural.
De manera magistral, a través de historias y anécdotas, consiguieron hacer de la jornada un paseo interesantísimo en el que nuestros chicos/as trasladaron lo aprendido en el aula, al medio físico del Jardín, donde pudieron comprobar las particularidades de la flora canaria.
Desde el IES Lomo de La Herradura queremos agradecer a Pablo, Cuchi, Yeray y Grimanesa (coordinadora del Proyecto Veredas) su predisposición para realizar la salida con nosotros y transmitirles nuestra voluntad de volver a pedirles colaboración para realizar otras salidas al medio.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Documental #SpanishRevolution ¿Qué ha pasado aquí?

El pasado 15 de mayo nace en España un movimiento protesta en las calles que moviliza a miles de personas en nuestro país. Lo que empieza con convocatoria de rechazo a la Ley Sinde en las redes sociales ha terminado canalizado en el desencanto de buena parte de la sociedad con los partidos políticos y las medidas contra la crisis.

El 15M pone el foco informativo mundial en Madrid. La Puerta del Sol se convierte en el icono del descontento social en todo el planeta, dando origen a la llamada #SpanishRevolution. laSexta ha seguido el movimiento desde su origen, dando voz a sus protagonistas y analizando la evolución de las protestas.


martes, 8 de noviembre de 2011

URBANISMO EN LA ESPAÑA DE LA RESTAURACIÓN (BARCELONA Y MADRID)

En la Ciudad Condal, los planes para el derribo de la muralla elaborados por el ayuntamiento tropezaban con los de los ingenieros militares, que todavía se planteaban rectificar el trazado de las fortificaciones.
En 1854, se autorizó, por fin el derribo de las murallas de Barcelona. Ese mismo año, el gobierno civil encargó al ingeniero Ildefonso Cerdà la dirección de una comisión para levantar el mapa topográfico y estudiar el ensanche de la ciudad. Cerdà, ingeniero de caminos, conoció el ferrocarril en Francia en 1844. En 1849 abandonó el cuerpo de ingenieros para dedicarse de lleno a la urbanización. Su aportación teórica se recoge en el manual "Teoría General de la Urbanización", de 1867.
El ayuntamiento convocó en 1857 un concurso en el que se establecía que el ensanche sería ilimitado. El proyecto de Ildefonso Cerdà fue el elegido por el gobierno central español para participar en el concurso y no lo ganó en un primer momento por su procedencia "centralista". Antoni Rovira Trías fue el vencedor. Su proyecto se basaba en conservar el núcleo histórico como centro de la ciudad, en torno al cual se disponía el nuevo viario en forma de abanico. Dos grandes vías radiales unirían el casco antiguo con los cercanos núcleos de Sants y Gracia. Pero este plan nunca se llevó a la práctica. El 31 de mayo de 1860 se publicó el decreto de puesta en marcha del proyecto de ensanche de Cerdà quien planteó su ensanche como una ciudad completamente nueva, no articulada en torno al casco antiguo. Su característica principal es el trazado ortogonal uniforme, con tres ejes oblicuos (Diagonal, Meridiana y Paralelo) que facilitan su recorrido. La unidad básica del Ensanche es la manzana de 113 metros de lado y achaflanada en sus esquinas, de manera que se crean pequeñas plazas en los cruces. Se preveían cuatro anchuras de calle (20, 30, 50 y 100 metros), la existencia de jardines en el interior de las manzanas y una edificabilidad mucho menor que la que finalmente se autorizó. La uniformidad en el trazado, convierte al proyecto de Cerdà en una ciudad sin segregación social, aunque la realidad se acabaría imponiendo en su desarrollo.
Es comprensible que el de Cerdà resultase extraño para sus contemporáneos, pero el tiempo acabó por darle la razón, ya que la ciudad nueva se constituye en el Ensanche de Barcelona, demostró su idoneidad para la evolución de una urbe industrial y cosmopolita.
Dentro de la Ley de Saneamiento y Mejora, se incluye el plan Baixeras para Barcelona (1889). Cerdà había previsto la apertura de vías sobre el viario antiguo, pero el rechazo de los propietarios imposibilitó su realización. El plan Baixeras también topó con la misma oposición, tras muchas demoras, se finalizaron las obras de la Vía Layetana en 1913.


En 1892 Arturo Soria público su proyecto de ciudad Lineal, que se extendería entre las ciudades núcleo existentes. Soria se inspiró en el pensamiento de Fourier y de Fernández de los Ríos y se adelantó en seis años al movimiento de las ciudades-jardín de Howard, que vería la luz en 1898. La Ciudad Lineal nació de la superación del concepto de ensanche y su objetivo era construir una ciudad nueva, saludable, que mejorase la calidad de vida de sus habitantes, vertebrada en torno a una amplia avenida central en la que el tranvía actuaba como elemento de cohesión. Las viviendas se pensaron desde el principio unifamiliares, con grandes extensiones de jardín, huertos y zonas verdes. En la Ciudad Lineal habría lugar para la diferencia social, no todas las casas tenían por qué ser iguales, pero a diferencia de otros proyectos, no se relegaba a los menos pudientes a lejanos suburbios, sino a una segunda o tercera fila, siempre cerca de la avenida principal y del transporte. La dotación de servicios como escuelas o comercios fue otro punto de atención.
No solamente enunció un programa de ciudad ideal, sino que creó una compañía privada para llevarlo a la práctica. Pero en lugar de unir dos ciudades núcleo, como era la idea original, creó un anillo urbano de circunvalación que debería construirse en torno a Madrid. Los futuros habitantes podrían participar como propietarios de acciones de la entidad, en función de su capacidad económica. Un órgano de comunicación, "La Ciudad Lineal" se encargaba de difundir el proyecto y la ideología subyacente.
El primer tramo de la Ciudad Lineal se acabó, tras superar muchas dificultades financieras en 1911. El resultado fue la creación de una zona residencial y de recreo, en la que la burguesía gustaba de pasar los meses de verano. La Compañía Madrileña de Urbanización, como se llamaba la creada por Arturo Soria, siguió funcionando y explotando la línea de tranvía que daba servicio a la Ciudad lineal hasta 1951, en que acabó siendo absorbida por la Empresa Municipal de Transportes (EMT).
Ese modelo tuvo una buena acogida en Cataluña donde se plantearon al menos tres proyectos: una barriada en Barcelona, una articulación del eje Reus-Tarragona-Salou (que hubiera sido mucho más acorde con la idea inicial de Soria) y una colonia agrícola en Vilanova, que no llegaron a realizarse.
En Madrid, el ingeniero Juan Núñez Granés, intento unir de forma coherente la ciudad con los núcleos periféricos. El plan de Núñez Granés se terminó de elaborar en 1909, pero no recibió la aprobación municipal hasta 1916. Una ancha avenida transcurría en paralelo al paseo de ronda en la parte norte, y una vía de circunvalación discurría como cierre del proyecto por parte del trayecto de la actual M-30. La prolongación de la Castellana, debía llevarse a cabo eliminando el hipódromo y corrigiendo su trazado para que tomase la orientación sur-norte. Este proyecto no llegó a realizarse, pero la idea de prolongación de la Castellana había calado en el ayuntamiento y fue uno de los puntos del pliego de condiciones del concurso que se convocaría en 1928.

sábado, 5 de noviembre de 2011

EL HERMITAGE EN EL MUSEO DEL PRADO

Primero fue El Prado en el Hermitage. Y ahora es el turno de El Hermitage en el Prado. Si en febrero 66 obras maestras de la pinacoteca española --entre ellas goyas, velázquez, zurbaranes, dureros, tizianos y grecos-- desembarcaban en San Petersburgo para protagonizar la muestra más importante realizada por el museo en el extranjero. El martes, el Prado abrirá sus puertas con 180 obras procedentes del museo ruso. Un conjunto de piezas que abarca un amplio arco cronológico: "La muestra es un travelling por la historia del arte, desde el siglo IV a. C. hasta el XX", según Miguel Zugaza, director del Prado; y que, gracias al patrocinio de la Fundación BBVA, permitirá conocer la riqueza de los fondos que atesora la colección que iniciaron los zares.
La exposición, abierta hasta el 25 de marzo y comisariada por Sviatoslav Savvateev y Gabriele Finaldi, pretende mostrar algunos de los tesoros del museo al mismo tiempo que presenta una cata de cada una de sus colecciones, de ahí la idea de crear un pequeño Hermitage en el Prado. Una tarea "épica", según Zugaza solo comparable a "resumir El Quijote o Guerra y paz en unas cuartillas". Pero la muestra también tiene la vocación de explicar la historia del museo, por eso tres grandes retratos de Pedro I, Catalina II y Nicolas I reciben al visitante. El primero creó San Petersburgo y empezó a coleccionar, la zarina adquirió gran parte de la pinacoteca, y Nicolas I pasó a la historia del museo por construir el Nuevo Hermitage y fue, además, quien adquirió una de las obras maestras que abren la muestra: San Sebastián, de Tiziano, posiblemente el último lienzo pintado por el italiano.
PIEZAS ÚNICAS Pero el santo muerto por las saetas no está solo, le acompañan en su dolor otras piezas únicas, como La lamentación sobre el cuerpo de Cristo muerto, de Veronés, "una tela de una especial belleza", según Finaldi, y una de las obras más admiradas de Caravaggio Tañedor de laúd, que es además la única pieza del artista barroco en toda Rusia. Pero estas no son los únicos tesoros. Hay más: dos rembrandts de los 30 que tiene el museo. La última terracota que Bernini hizo del conjunto El éxtasis de Santa Teresa antes de tallarlo en mármol. Y una amplia selección de pintura impresionista y posimpresionista de la colección del museo, considerada una de las mejores del mundo.
Están todos los maestros que ocuparon el escenario artístico de París de finales del siglo XIX y principios del XX: Monet, Cézanne, Gauguin, Van Dogen, Cézanne, Matisse y Picasso. Y junto a ellos, las vanguardias rusas: como Kandinsky y Malevich. Estas piezas no provienen de las colecciones reales, sino del coleccionismo privado que ejercieron Serguei Shchukin e Ivan Morozov.
Y a los saqueadores de tumbas --y a las campañas de excavaciones posteriores-- deben su existencia las piezas de la gran colección arqueológica del museo. "Una de las partes más representativas y quizá menos conocidas del Hermitage", apunta Finaldi.
Aquí se llevan todos los laureles las piezas de oro de los escitas compradas por Pedro I a los expoliadores. Entre todas luce por derecho propio el peine de Soloja cuyas figuras, bellamente modeladas, reproducen la lucha dinástica entre los tres hijos del rey Ariapeithes. Más modernos son los objetos decorativos expuestos, como la espada de plata decorada con 4.000 piedras preciosas, donada en el siglo XVIII por el embajador indio, y el bellísimo vaso de flores en cristal de roca, oro y diamantes de Fabergé.
Después de tanto exceso decorativo, la mínima expresión de Malevich y su famoso Cuadrado negro ponen punto final al paseo por el Hermitage.


jueves, 3 de noviembre de 2011

JOAQUÍN COSTA: LA CONCIENCIA DE ESPAÑA (DOCUMENTAL)

Jurista, historiador y erudito español representativo del movimiento regeneracionista. Procedente de una familia campesina modesta, consiguió estudiar en la Universidad de Madrid, doctorándose en Derecho (1872) y Filosofía y Letras (1873). Su dedicación a la docencia se vio truncada por la estrecha política universitaria del momento, que le decantó hacia otras actividades como la de notario, letrado de Hacienda y profesor de la Institución Libre de Enseñanza. 
Pronto comenzó a distinguirse por sus conferencias, artículos y ensayos sobre múltiples aspectos de la realidad española, que le señalaban como un intelectual populista, crítico y sagaz, ligado al krausismo (la corriente filosófica de los seguidores de Krause). La crisis agrícola de finales del siglo XIX y, sobre todo, la conmoción que sufrió la conciencia nacional española con la derrota en la guerra frente a Estados Unidos y la consiguiente pérdida de las posesiones coloniales de Cuba, Puerto Rico y Filipinas (1898), le estimularon en sus ataques al orden establecido y la búsqueda de propuestas de cambio.
Postuló la recuperación de la economía y de la sociedad agrarias a partir de las tradiciones españolas (Colectivismo agrario en España, 1898) y de una política de fomento (Política hidráulica, 1911), como base para la reconstrucción del país y su inserción entre las potencias europeas (Reconstrucción y europeización de España, 1900).
A pesar de sus convicciones republicanas, hasta los años noventa no había participado en la política activa; en 1896 fracasó en su primer intento por hacerse elegir diputado, acentuando desde entonces la crítica al dominio de los caciques en el medio rural, que corrompía las elecciones y tergiversaba el sentido del sistema parlamentario (Oligarquía y caciquismo como la forma actual de gobierno de España, 1901-02). Consciente de que los vicios caciquiles eran comunes a todos los partidos del régimen de la Restauración, canalizó su actividad política a través de organizaciones de nuevo cuño, como la Liga de Contribuyentes de Ribagorza o la Cámara Agrícola del Alto Aragón. 
En 1899 estas instituciones se unificaron con otras similares, dando lugar a la Liga Nacional de Productores; y en 1900 confluyeron con la Asamblea de Cámaras de Comercio de Basilio Paraíso, formando la Unión Nacional. Aquel grupo de presión regeneracionista resultó poco eficaz, por lo que Costa decidió abandonarlo en 1903, presentándose a las elecciones en las listas de la Unión Republicana. Su delicado estado de salud no le permitió ocupar el escaño, retirándose en aquel mismo año a Graus.
Sus críticas al régimen oligárquico de la Restauración, al que culpaba del atraso nacional, expresaban la frustración de las clases medias españolas ante la pobreza del país y su incapacidad para dotarse de un sistema político moderno; pero, en la medida en que confiaba para solucionarlo en la actuación personal de un «cirujano de hierro» con fuerza para desmontar el caciquismo, anticipaba la solución autoritaria que llegaría con la dictadura de Primo de Rivera, por lo que se ha relacionado a Costa con los orígenes del pensamiento fascista.